En Chile, no hay datos precisos sobre su aparición como técnica y menos como concepto. Tampoco existe una reflexión teórica sobre él. El acto más cercano para trazar conceptualmente su utilización es una tesis encontrada en la biblioteca de
Dentro de los datos que podemos manejar, Internet es el medio que más ha ayudado a instalar en la “conciencia colectiva” esta técnica de inscripción en la ciudad. Contamos en la actualidad con numerosos sitios en la red que promocionan la actividad de algunos productores, la gran mayoría anónimos.
El stencil ha estado presente en el arte chileno desde antes de la aparición del s.g. Lo que nos interesa es delimitar y diferenciar ambos conceptos. Existen diferencias entre el stencil y el s.g, como técnica propiamente y en el orden netamente decorativo. A modo de definición, éste último no tiene como finalidad una mera utilización decorativa, sino que más bien actúa en una esfera comunicativa mediante la creación de nuevas imágenes, del reciclaje de imágenes principalmente de la cultura popular, o a través de la tergiversación de otras preexistentes para crear un sentido totalmente nuevo. Además, también es un medio de acción política, por el tipo de relación que desarrolla con la ciudad, pues la interviene visualmente a través de la acción de anónimos, los cuales, literalmente, “atacan” los muros y otros puntos o elementos urbanos (paletas publicitarias, semáforos, suelo, etc.). La ciudad es el soporte del s.g.
De los primeros s.g. en Chile, a los cuales podemos acceder públicamente por Internet, se encuentran los realizados por Francisco Fábrega y un grupo de amigos no identificados, los cuales datan, según información del sitio donde se encuentran, del año 1983, y son una serie de afiches para la promoción de recitales de música rock y electrónica de la época en la ciudad de Santiago. Aunque no son específicamente s.g., sino afiches realizados bajo esta técnica, responden al criterio comunicativo que presupone el s.g.
Sin embargo, llegar a establecer que esos fueron los primeros stencils resulta, por decir lo menos, sospechoso y pretensioso. En Chile, en tiempos de (1970-1973) ya se pintaba con plantillas con fines de propaganda política: se estampaban, por ejemplo, los rostros “quemados” de Salvador Allende y del “Che” Guevara en papel y luego se pegaban en paredes de espacios públicos. El problema es que el registro de estas obras anónimas es incierto en su existencia y sólo hemos llegado a ellos mediante relatos orales.
En Chile, precisamente en Santiago, los primeros grupos que se dieron a conocer con sus trabajos en la calle fueron “Brigada Contragolpe” y “
El anonimato es a su vez un gesto político sumamente importante dentro del
desarrollo del s.g. La utilización del anonimato es un acto de invitación a la comunidad en general de participar en esta actividad. “Nadie queda excluido si nadie firma y esto es tanto tuyo como mío” parecieran decirnos estos dibujos anónimos inscritos en la competencia visual de las grandes ciudades. La firma es una forma de apropiarse, de cerrar el espacio que el s.g., en su modo político, abre a la comunidad entera. El s.g. es una forma de reapropiarse del espacio que la ciudad misma les ha negado a sus propios habitantes.
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